ALIMENTO
PARA TODOS LOS DÍAS
Por José María Maruri, SJ
1.-
Hoy es jueves de Corpus Christi, aunque sea domingo… Hoy ese Jesús
silencioso y escondido en los sagrarios, donde quieren encerrarle todos los
anticlericales, se nos sale a la calle a dar público testimonio de su presencia
entre nosotros. Porque lo que hoy celebramos, ante todo es la presencia real de
Jesús en la Eucaristía, que el Señor está aquí, que ha cumplido su promesa de
que no nos dejará solos: “Estaré con vosotros hasta el final de los tiempos…”
Eucaristía es prolongación del misterio de
la Encarnación, de ese Dios hecho carne por nosotros y que puso su tienda de
campaña junto a la nuestra. Coged la lista de teléfonos y buscad por iglesias y
allí encontrareis la dirección exacta de dónde podéis encontrar al Señor.
2.-
Eucaristía, la última aparición del Señor resucitado. Nuestra aparición.
Los discípulos lo veían y lo confundían con un fantasma. Se alegraban, y al
tiempo lo temían. Lo oían y no se atrevían a preguntarle Tú quien eres, porque
sabían que era el Señor. Nosotros le sentimos cercano, estamos seguros de que
es Él, pero nos gustaría que dejase de ser transparente paras verle con
nuestros ojos.
Más de una vez os he dicho os he dicho que
para mi la presencia del Señor en la Eucaristía es como la presencia en
penumbra de la persona querida. Ante el ventanal que nos defiende de la brisa
fría del mar, hemos charlado largas horas de todo… ha oscurecido, se acabado
las palabras, no nos vemos, pero sabemos que él o ella está allí. No
necesitamos encender ninguna luz, porque estamos seguros que no estamos solos.
Estamos mano a mano con aquel que
voluntariamente dio su vida por mí… porque Eucaristía es memorial de la Pasión,
de ese hecho sin precedentes en mi vida, de que alguien dé su misma vida por
sacarme de una mala situación. Y eso hace que esa charla con Dios-Eucaristía
sea siempre más íntima, más sincera, sin perifollos, sin retóricas, de corazón
a corazón. ¿Este pensamiento no debería llevarnos a un gran silencio externo e
interno en cada Eucaristía?
3.-
Eucaristía es alimento. Y un alimento de cada día como es el pan, que así
llama Jesús a su carne dada en comida, pan que no es alimento de las fiestas,
el alimento de sólo los domingos. Es ese alimento que llega todos los días a
nuestras casas.
No creéis que llevamos un cristianismo de
medio pelo, tuberculoso, tísico, anémico y tantas veces vergonzante y tantas
veces con razón, porque damos una demacrada imagen de cristianos. Y es que nos
empeñado en comer de domingo a domingo, un alimento que según nos lo dejó el
Señor es pan para cada día. Tenemos un cristianismo anémico, pero la culpa es
nuestra.
Sí. Es alimento que fortalece y quita los
pecados, dice santo Tomás de Aquino. Pero no es alimento que nos asimilemos a
nosotros y lo hagamos como el alimento corporal, sino al contrario es un
alimento que nos asimila y nos mete en la corriente sanguínea del mismo Dios.
Y asimilados todos a Dios, unidos todos a
Dios, formamos un solo ser, como los granos de trigo que se recogen esparcidos
por las colinas donde nacen y molidos acaban formando el mismo pan. Así todos
nosotros, distintos y de muchas partes, unidos en el mismo pan de la
Eucaristía, formamos un solo ser.
Por eso Eucaristía y Unidad de todos ha sido
siempre hombro con hombro en la Iglesia. Y su hay unidad hay preocupación unos
por otros, como los mismos miembros de un mismo cuerpo sienten y se duelen de
los dolores de los otros miembros. ¿Y no deberíamos preguntarnos si de cada
misa salimos más hermanos unos de otros?